Tuesday, March 06, 2007

La Ruta de Casi, relato dos


Era el día cuatro ya de mi viaje (viernes 9), y salí de Nacimiento a las 10:00. El recorrido de ese cuarto día sería el siguiente:


La idea era desde Nacimiento llegar a Icalma, en la cordillera.

Aproximadamente 21 kilómetros al sur, al salir de Nacimiento, estaba en Renaico, que está en el límite de las regiones octava y novena:


Antes del río Renaico estaba en la octava, después de río, en la novena. Después del río había una comisaria, y habían unos carabineros controlando, junto a personal del SAG. Me detuve allí un momento a conversar con los carabineros, para preguntarles sobre el camino en general que me esperaba, y a tomar fotos también:



Seguí hasta el cruce en Huequén para tomar la ruta a Collipulli. Allí descansé un rato largo. Aproveché de ir a una ferretería, pues esa noche pretendía acampar, y me percaté de no llevar pitilla por si era necesario amarrar algo, y también aproveche de comprar un martillo, que al final resultaría innecesario.

Fotos de Collipulli:



Después tomé la 5 sur, y a poco andar me encontré con esta maravilla de la ingeniería, el Viaducto Malleco:


Pueden leer algo de la historia de este monumento nacional en esta dirección.

Empalme en la salida hacía Victoria, y lo poco que vi de esa ciudad me gustó la nada misma, así que no me detuve (cosa que después lamentaría) y continué mi ruta buscando llegar a Curacautín.

La ruta ya empezaba a mostrar sólo hermosos lugares, todo verde, todo lindo:




Y por qué lamentaría no haber parado en Victoria... bueno, pues 3 kilómetros antes de llegar a Curacautín se me acabo la bencina, demonios.

Seguramente me confié en el marcador, no considerando hasta el momento que en carretera el consumo de una moto de baja cilindrada sube; poco, pero sube. Entonces me quedé sin bencina, y qué iba a hacer, bueno, nada, agarrar la moto y arrastrarla los tres kilómetros que faltaban.

Apenas la abre arrastrado 500 metros cuando tuve la brillante idea de echar a andar la moto, pues derrepente pasaba el milagro. Y, bendición, hubo un milagro. La moto partió, y para los que han leído que esta moto es tan económica que anda hasta con el olor de la bencina, les puedo decir que sí, así es. Anduve los tres kilómetros que me quedaban, con el marcador de bencina a fondo en el rojo. Llegué a Curacautín, y lo primero que hice fui a llenar el maldito estanque, y fui feliz.

Seguí entonces rodando, para llegar a Lonquimay. Y el camino, bueno, siempre muy lindo:




Un poco después de la última foto me encontré con un túnel, que resultó ser de una sola vía, y con peaje.

El túnel se llama Las Raices, y es un agujero bien extenso y demasiado helado. Después entendería por qué era tan helado. Después de cruzar el túnel llegué a Sierra Nevada, donde en un control un carabinero me detuvo para ver mis papeles. Mientras el señor hacía su trabajo y revisaba todos mis papeles (al día), miré hacía atrás y me encontré con esto (una de las fotos más lindas del viaje):


y eso explicaría lo helado que era el túnel.

Después de rodar otro rato, llegué a Lonquimay, y la verdad, salvo por la ruta, me pareció el lugar sin ninguna gracia.

Antes de entrar a Lonquimay, en el servicio de información turística me encontré con un amigo de Los Angeles que andaba con su hijo paseando en su Kinlon:


y eso me pareció tremendo tapón de boca para todos aquellos que despotrican contra las motos chinas, y también con los temerosos que tienen una chinita y se preguntan "¿aguantará?". Así que amigos, a pasear se ha dicho...

Como dije denante, lo que vi de Lomquimay no me gustó mucho:




Seguramente Lonquimay debe tener sus buenos atractivos, pero no tenía el tiempo para buscarlos. Ya habrá tiempo alguna vez.

Después rodar hasta Liucura, para tomar el camino de tierra hasta Icalma.

Un camino malo: mucha tierra, piedras, calaminas, ripio. Me demoré muchísimo en llegar al camping. Lo único que valió la pena de ese camino fueron los paisajes:



Esto no lo había visto nunca, y me imagino que debe ser la mejor expresión para dar a entender que el camino está como el forro de malo:


Un amiguito:


El camino seguía siendo malo, pero los lugares cada vez más hermosos:




Yo quiero vivir aquí:


Llegué al camping cerca de las 21:00 horas, así que arme la carpa, fui a comprar cosas para comer, y a descansar un rato, primero en la orilla del lago viendo infinitas estrellas, y después ya durmiendo en la carpa.

Al día siguiente me levanté temprano, y tomé fotos del lugar. Simplemente lindo:









Después de eso seguí rodando, rodeado de hermosos lugares, los que detallaré en el siguiente relato.

Y todavía estoy alucinando...

4 Comments:

Blogger Alvaro Pendola said...

Que buen viaje, te felicito.
Mi viaje a Chiloe duro 10 dias, pero el tuyo fue espectacular.
Saludos.

6:13 PM  
Blogger Alejandro said...

Cuando quedes sin bencina. Inclina la moto hasta casi botarla hacia el lado izquierdo. Así la becina que está al otro lado del estanque pasará al lado de la manguera que va al carburador.

Felicitaciones!

4:41 AM  
Blogger durandal said...

Me gustó el cartel.

No le creas al indicador. Siempre queda algo de bencina en el estanque.

d.

10:08 PM  
Blogger durandal said...

Ah, y sólo por sacarte pica, yo voy en el capítulo 5!

http://elcantardelalluvia.blogspot.com/2007/03/carretera-austral-parte-5-coyhaique-y.html

:-P

d.

10:09 PM  

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